de Marzo, usando jeans y una camisa a cuadros, me encontraba laburando. Un toque aburrido de lo repetitivo, y acostumbrado a que de la nada pueden pasar cosas inesperadas, senti un crujir dentro mío. Mi panza cantaba el himno croata. Sisi, me estaba cagando de hambre.
De repente, un ruido conocido llamó mi atención y veo la ventanita emergente de mi amigo Rama, el cual comenzaba su idea con una duda:
-Yo me pregunto... es este un buen día para una bondiola?
Comencé a engañar a mi estómago con la idea de una rica bondiola, con un poquito de cebolla, tomate, huevo... a lo que respondí:
-La pregunta me inquieta, y creo que si, que es un buen día. Me causa estupor este cielo despejado y con smog, y me invita a clavarme una bondiola, completa.
Rama liquidó la idea con un lindo comentario, alegando que en la calle corría una linda brisa (utilizó la palabra brisita el muy amanenarado) y aclaró que el calor no apretaba mucho.
Se que esta historia no se trata de nada, pero la verdad es que me quedé sin la bondiola por urgencias laborales, y Rama y amigos fueron a comer ensalada cesar. No comments.
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