Monday, April 22, 2013

Como mata el viento norte

A veces nos olvidamos de lo grandioso que puede ser un tema. Quizá porque no lo escuchamos tan seguido, quizá por distraídos...


Como mata el viento norte 
cuando Agosto está en el día, 
y el espacio nuestros cuerpos ilumina. 
Un mendigo muestra joyas 
a los ciegos de la esquina, 
y un cachorro del señor nos alucina 


Por suerte, cuando el tema es genial, vuelve a nosotros, y nos vuelve a iluminar. Nos hace bailar el alma, como canta Charly García.


háblame solo 
de nubes y sol 
no quiero saber nada 
con la miseria del mundo hoy. 
Hoy es un buen día 
hay algo en paz, 
la tierra es nuestra hermana


En 1976, luego de Sui Generis, Charly forma La Máquina de Hacer Pájaros. Su primer álbum, de nombre homónimo, incluye esta canción.


Marte no cede, 
al poder del sol 
Venus nos enamora, 
la Luna sabe de su atracción. 
Mientras nosotros 
morimos aquí, 
con los ojos cerrados 
no vemos más que nuestra nariz. 


En el disco vemos la influencia de Pink Floyd, Genesis, Yes, y la época Argentina marcada por la dictadura. Charly escribía con cierta poesía surrealista, haciendo uso de la metáfora para explicar cómo se vivía. Él quería que la sociedad abra los ojos.


Como mata el viento norte 
cuando Agosto está en el día 
y el espacio nuestros cuerpos ilumina. 
Señor noche, se mi cuna, 
señor noche, se mi día, 
mi pequeña almita baila 
de alegría, de alegría.


Les dejo este bello tema:



Notita de color: en esta versión de Alta Fidelidad, con Mercedes Sosa, la letra cambia un poco y vuelven a agregar una línea que fue censurada en el momento que sacaron el disco. Vamos a escuchar como la negra, con un tono enojado, parece gritarle a los militares que tomaron el poder en los años 70'.


háblame solo 
de nubes y sol 
no quiero saber nada 
con la miseria del mundo hoy. 
Hoy es un buen día 
hay algo en paz, 
la tierra es nuestra hermana
los asesinos son los demás



Tuesday, April 9, 2013

Sobre la vejez

La Real Academia Española (la misma que acepta el término 'murciégalo'), nos provee de cuatro definiciones para Vejez:

1. f. Cualidad de viejo.
2. f. Edad senil, senectud.
3. f. Achaques, manías, actitudes propias de la edad de los viejos.
4. f. Dicho o narración de algo muy sabido y vulgar.



Si bien son definiciones acertadas, ya nos inclinan a percibir la vejez como un deterioro, algo negativo, un objeto que entró en desuso... la vejez es quizás un síntoma de cómo uno empieza a abandonar la vida, un punto de inflexión (sin retorno) donde vemos nuestro pasado y no hacemos más que esperar un futuro cercano: el encuentro con la parca, la muerte, o como quieran llamarlo.

Sándor Márai, novelista y poeta húngaro, escribió en El Último Encuentro:
Uno envejece poco a poco, primero envejece su gusto por la vida, por los demás, ya sabes, todo se vuelve tan real, tan conocido, tan terrible y aburridamente repetido... Eso también es la vejez. Cuando ya sabes que un vaso no es más que un vaso. Y que un hombre no es más que un hombre, un pobre desgraciado, nada más, un ser mortal, haga lo que haga... Luego envejece tu cuerpo, no todo a la vez, no, primero envejecen tus ojos, o tus piernas, o tu estómago o tu corazón. Envejecemos así, por partes. Más tarde, de repente, empieza a envejecer el alma: porque por muy viejo y decrépito que sea ya tu cuerpo, tu alma sigue rebosante de deseos y de recuerdos, busca y se exalta, desea el placer. Cuando se acaba el deseo de placer, ya sólo quedan los recuerdos, las vanidades, y entonces sí que envejece uno, fatal y definitivamente. Un día te despiertas y te frotas los ojos, y ya no sabes para qué te has despertado. Lo que el nuevo día te traiga, ya lo conoces de antemano: la primavera, el invierno, los paisajes, el clima, el orden de la vida. Ya no puede ocurrirte nada imprevisto: no te sorprende ni lo inesperado, ni lo inusual, ni siquiera lo horrendo, porque ya conoces todas las posibilidades, ya lo tienes todo visto y calculado, ya no esperas nada, ni lo bueno, ni lo malo... y esto precisamente es la vejez. Todavía hay algo vivo en tu corazón, un recuerdo, algún objetivo vital poco definido, te gustaría volver a ver a alguien, te gustaría decir algo, enterarte de algo, y sabes que llegará el día en que ya no tendrá tanta importancia para ti saber la verdad, ni responder a la verdad, como creíste durante las décadas de espera. Uno acepta el mundo, poco a poco, y muere. Comprende la maravilla y la razón de las acciones humanas. El lenguaje simbólico del inconsciente... porque las personas se comunican por símbolos, ¿te has dado cuenta? Como si hablaran un idioma extraño, chino o algo así, cuando hablan de cosas importantes, como si hablaran un idioma que luego hay que traducir al idioma de la realidad. No saben nada de sí mismas. Sólo hablan de sus deseos, y tratan desesperada e inconscientemente de esconderse, de disimular. La vida se vuelve casi interesante cuando ya has aprendido las mentiras de los demás, y empiezas a disfrutar observándolos, viendo que siempre dicen otra cosa de lo que piensan, de lo que quieren de verdad... Sí, un día llega la aceptación de la verdad, y eso significa la vejez y la muerte. Pero entonces tampoco esto duele ya.
Este texto melancólico, triste y -yo diría- bastante depresivo, nos muestra una cara de la vejez. Probablemente las líneas estén marcadas por lo que le tocó vivir a Márai: dejar su tierra, y envejecer al otro lado del mundo. Él define claramente ciertos momentos que marcan la vejez, por ejemplo: "Cuando se acaba el deseo de placer, ya sólo quedan los recuerdos, las vanidades, y entonces sí que envejece uno, fatal y definitivamente.". Nuevamente, vemos a la vejez como un punto del que no se puede retornar, un cambio definitivo.
Sándor Márai decide acabar con su vida, suicidándose en 1989. Quizás no quiso vivir una vejez como él la describe.

José Saramago, autor portugués ganador del Premio Nobel de Literatura, describe en Las Intermitencias De La Muerte un estado imaginario en el que las personas envejecen eternamente, y la muerte decide no ejercer su función. En este texto, una de las formas de entender el trabajo de la muerte es la de "limpiar" una sociedad, "eliminando" esas personas en desuso que deben ser mantenidas y no pueden hacer nada por si mismas.
Saramago presenta un ensayo sumamente interesante, y merece ser leído (aunque convengamos que su forma de escribir, su gramática y estructura de diálogos ponen nervioso a más de uno). Una versión acotada del libro se encuentra en Wikipedia (si querés leer el libro, no entrés al link... es como que te cuenten Matrix antes de entrar al cine). Plantea una vejez eterna, pero siempre deteriorando al ser humano y su entorno. Ya pueden imaginarse algunos temas sobre los que gira el libro: empleados de funerarias sin trabajo, asilos y hospitales repletos, un sistema de salud al borde del colapso, etcétera.

Ambos textos invitan a la reflexión de una condición humana casi innegable a todos - digo 'casi' porque no todos llegan a vivir en un estado de vejez. En lo personal, siento que no es algo que tengamos que esquivar como varios repiten en la frase Life Fast, Die Young (vive rápido, muere joven). Hay que saber acompañar a quien vive la vejez, y tenemos que buscar la forma de disfrutarla cuando nos toque estar en ese lugar.
En la vejez encontramos un estado de sabiduría, charlas interesantes, y experiencia. También, hay que saber convivir con la nostalgia, el constante sentimiento de extrañar algo o alguien, y saber que nuestra vida roza su fin.
Recomiendo, a quien se anime, colaborar en una casa de hospicio. Varias veces estuve en Hospice San Camilo, donde viví experiencias únicas. Aprendí que acompañar a alguien en sus últimos días de vida es algo único, y no tiene porqué ser triste: estamos con esa persona para que su despedida sea alegre y amena.
¿Qué sucede después de la vejez? La respuesta, si es que existe, es un tema aparte.