Monday, December 14, 2009

Palitos!!!

El domingo, después de la lectura del Evangelio, el diácono Fernando (un groso) contó un cuento, que intentaré transcribir lo más claro y conciso posible. Existen varias versiones del mismo, pero la escencia es la misma.

Un hombre anciano estaba interesado en conocer el cielo y el infierno. Cuando le llegó la hora, pidió ir primero al infierno. Allí se encontró con una gran mesa, mucha gente sentada alrededor observando un hermoso banquete y 2 detalles le llamaron la atención. El primero, todas las personas, en vez de tener manos, tenían largos palitos chinos, tan largos que si querían agarrar la comida y llevársela a la boca no podían.
El segundo detalle fue la cara de las personas debido a esto, mucha angustía, tristeza y frustración al no poder disfrutar semejante manjar.

En este momento, el hombre pide ir al cielo, donde se encuentra con una escena exactamente igual: una gran mesa, un impecable banquete y personas con largos palitos chinos en vez de manos. La única diferencia era la cara de las personas, rebozantes de alegría. El anciano entonces entendió. En este lugar, la gente aprovechaba la larga longitud de los palitos chinos para alimentar a la persona que se encontraba enfrente.


Este cuento lo había escuchado varias veces aunque con pequeñas variantes. Este domingo por fin le saqué el mayor provecho. Entendí que el cielo y el infierno son iguales. La única diferencia la hacemos nosotros.
Cada uno de nosotros, con el servicio y la entrega, hace que una mesa sea un banquete celestial o un lugar de pena, tristeza y egoísmo.

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