Este fue un título tentativo para el blog, pero de buen pollerudo, me quedé con el existente.
La historia es algo así:
Mi abuelo paterno (don Topo Monserrat), en uno de sus viajes de negocio, fue a Rusia con 2 compañeros.
Arriba de un tren, yendo de una ciudad impronunciable a otra, se sientan en un vagón de esos donde hay 4 asientos (2 frente a 2). Queda un lugar libre y en una estación se sube un señor con un bonito sombrero negro. Dicho señor se sienta en el asiento que el grupito argentino dejó libre, quedando expuesto a la conversación de los presentes.
Mi abuelo y sus amigos encuentran la cara del señor chistosa y parecida a la de un avestruz. Con lo cual empiezan a hacer comentarios frente al hombre ruso sobre su cara, mofándose... Total, qué hombre ruso iba a entender español!!
Luego de un par de estaciones, se levanta el simpatico hombre de sombrero, se lo quita frente a los argentinos para saludar, y les dice con un extraño acento: el avestruz se va.
Cuando consiga más detalles, nombro las estaciones, el año del viaje, y quién era presidente en esa época.