Volví hace poco de lo que a mi me gusta llamar "El Paraíso". Y lo bauticé así porque no conozco otro lugar donde la felicidad plena es tan fácil de alcanzar.
Lo extraño y maravilloso al mismo tiempo es lo sencillo que rodea el lugar, lo pleno que uno puede llegar a sentirse si está abierto de corazón.
Desde el 2003 junto al grupo Acción Comunitaria Juvenil que visito aquel recóndito lugar (a 50km al oeste de Clorinda) para ayudar con mi granito de arena a una comunidad que me devolvió tanto a lo largo de los años.
Este año, por las causas que todos conocemos (la bendita gripe chancha), no pudimos parar en las escuelas (291 y 267), sino que paramos en capillas cercanas. A mi, junto a otros 18, nos tocó parar en la Capilla Santa Ana, a pasos de la escuela 196.
Este cambio nos asustó, porque teníamos una misión orientada a los chicos y a los maestros.
Rápidamente, y ya con los pasajes en mano, re-estructuramos la misión en torno a la comunidad que rodea la capilla. Nos levantábamos 7am, desayunábamos (siempre con alguna linda reflexión), y a las 8:30am estábamos marchando hacia las casas vecinas.
Nos recibían con los brazos abiertos, nos convidaban mate, tereré, pomelo... y mucha de la gente no nos conocía! Te imaginás caminar en tu ciudad (Buenos Aires, Córdoba, donde vivas) unas 6 cuadras hacia cualquier lado, tocar timbre en una casa x y decir "hola, puedo pasar a charlar un rato con vos?" y que te abran la puerta y te inviten a pasar? Me cuesta mucho imaginar eso acá.
Allá es súper natural, no hay prejuicios.
Al mediodía almorzábamos en la capilla todos juntos, junto con el Padre Raúl y sus muchachos. Rápidamente, dejábamos todo listo para recibir gente en la capilla, ya que organizamos muchas actividades para compartir con toda la comunidad. Desde celebraciones de la palabra, charlas de adicciones, de sexualidad, juegos con los más chiquitos...
Por las noches cenábamos en tranquilidad, y poníamos en la mesa lo que habíamos compartido durante el día. También pulíamos cosas que teníamos que hacer los días siguientes. Antes de dormir, algunos chicos habían preparado dinámicas que nos ayudaron a mantener el grupo unido y enfocados en la misión.
Otro viaje que tenía planeado hizo que me tenga que ir 2 días antes de terminar la misión, pero me hicieron llegar todos los comentarios y descripciones de un cierre de misión espectacular.
Algunas fotos del viaje, acá!
Ahora, además de participar en el grupo (ACJ), me estoy vinculando con la Asociación Civil llamada San Gabriel Hace Norte, para encarar la misión desde otro ángulo.
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