No sé quién los inventó, ni porqué los puso justo después del alegre sábado.
El domingo deprime un poco, es la forma más fea de decir "se acabó tu fiestita de fin de semana, tenés que volver al laburo, y encontrarte con el horrible lunes". No sé para qué sirven los domingos...
Es irónico que el domingo esté tan lejos del viernes, si sólo esta dos días atrás... ah, pero no podemos ir hacia atrás. ¿Dónde estás Dr. Emmett Lathrop Brown?
Me robo una idea que me comentaron hace minutos: el fin de semana es ese lugar donde ponemos un montón de expectativas, casi esperando un milagro. Es mucha la presión que deben sentir el Sábado y el Domingo... 5 días agresivos, para que en 2 nos sintamos extasiados. Es injusto, ¿no les parece?. Y a veces parecen darse cuenta, y el Domingo nos dice "nooo chiquito... los milagros ya no existen... ¿y sabés qué? mañana no es viernes, pasado tampoco, ni siquiera pasado pasado mañana es viernes... suck this tangarine!". A veces te odio Domingo...
Ahhh, y hay padres que a sus hijos le ponen de nombre Domingo. Es casi como que te bauticen Hitler... estás condenado al rechazo social. Menos mal que a Sarmiento un segundo nombre: Faustino (que convengamos, va codo a codo con Domingo en fealdad de nombres).
Me di cuenta de algunas cosas que suceden los domingos. El domingo sirve para pensar la semana que nos vamos a encontrar en tan solo pocas horas. El domingo sirve para decir "¿viste? Messi lo hizo de nuevo...". Sirve para manejar más lento, total es domingo. Sirve para que el cristiano tibio vaya a misa (y ahora, de paso, festeje que "el papa es argentino, papá").
No se si nos tenemos que hacer amigos del domingo, o simplemente aceptarlo como es... tolerancia al Domingo, que no se va a ir a ningún lado, y él siempre nos espera para darnos una lección.
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