Y ahora claramente no sé con qué cara mirarte, y no me digas "con la de siempre, gil, si no pasó nada...". Mentirosa, sucia, embustera, te extraño. Odio que juegues conmigo, pero no dejes de hacerlo.
Estoy cansado, anoche no pude dormir. Para distraerme empecé a escribir sobre esto. Empezaba... un par de renglones... no me gustaba y lo tiraba. Y lo volvía a hacer... a veces te escribía a vos, otras veces jugaba a que eras mi paciente y yo tu psicólogo - ese turro al que le contás todo, y a mi que me conocés desde antes de crecer me ocultás cosas.
Insisto, ahí pasó algo. Dejamos de ser nosotros mismos. Tenías tu remerita blanca, es que me encanta, unos jeans nuevos y un poco de frío que se tradujo en mis ojos desviándose hacia tu delantera. Fui disimulado, pero te diste cuenta. Igual no te importó, porque me entendés y sabés que lo hago sin querer.
Compartimos un licuado y un tostado. No querías una cerveza, y no me gusta tomar alcohol sólo. Fuiste graciosa, entretenida, interesante. No quería irme, pero la cantidad de licuado era como un reloj de arena. Que hijo de puta ese licuado, empecé a tomarlo más lento, quería quedarme con vos. Tendría que haber pedido dos.
Pleuro Alterio
No comments:
Post a Comment